#PaPazConversando – Los retos del regreso a la presencialidad

Los retos del regreso a la presencialidad 

Volver a los colegios después de tanto tiempo está siendo una maravillosa experiencia que también está cargada de retos. Por un lado, sentir que las cosas están volviendo a la “normalidad” y que estamos comenzando a superar esta dura etapa, nos llena de esperanza. El reencuentro entre niñas, niños y adolescentes, que no se veían desde hace tanto tiempo y que necesitaban, quizás más que nosotros, retomar contacto con sus amistades y grupos, es más que necesario. Todos necesitábamos un abrazo. Además, volver a los colegios y comenzar a cerrar las brechas de aprendizaje era muy urgente. El costo de no estar en la presencialidad fue muy grande y necesitaremos tiempo para saldar esta deuda de aprendizaje y desarrollo.

¿Por qué hay retos?
El retorno también nos está enfrentando a retos inmensos. Nos estamos dando cuenta de que muchas cosas que dábamos por sentadas, en realidad correspondían a las dinámicas escolares que se reconstruían en la práctica. Estamos aprendiendo nuevamente a ir al colegio, a retomar las rutinas: levantarnos temprano, ajustarnos a las dinámicas y rutinas del salón, saber cuándo y qué se hace. Para los más chiquitos esto puede ser especialmente retador, porque están reaprendiendo cosas tan básicas como ir al baño. Para los que se perdieron aprendizajes básicos en momentos de desarrollo cruciales, también va ser retador. Pero además, estamos reaprendiendo a estar juntos, nuestras hijas, hijos y estudiantes se están reencontrando con sus amigos y quizás ya no son las mismas personas. Las relaciones se están transformando.

¿Qué pasa con la convivencia?
La convivencia se está viendo afectada por este reencuentro en el que todas las personas estamos afectadas por el confinamiento y la pandemia. Los conflictos se pueden manejar con más agresión, las personas pueden estar más impulsivas y susceptibles, las situaciones de bullying pueden aumentar o profundizarse. La comunidad, afectada, tiene que reajustarse al reencuentro. Esto es normal en tiempos de crisis y puede ser una oportunidad para promover aprendizajes fundamentales para la vida, que nos permitan salir fortalecidos y con herramientas para superar las crisis. Porque otras vendrán.

¿Qué podemos hacer?
Algunas de las maneras en que podemos acompañar a nuestras hijas e hijos y a nuestros estudiantes en este camino y fortalecer estos aprendizajes son:

1. Reconocer que está bien estar mal, apoyarnos y acompañarnos. En épocas de crisis no podemos pretender estar bien. Es normal sentir ansiedad, temor, estar irritables. Podemos estar juntos y apoyarnos, validando estas emociones y acciones, poniendo límites cuando se vuelven problemáticas, por ejemplo: frenando asertivamente la agresión y buscando ayuda cuando la necesitemos.

2. Autocuidarnos para poder acompañar. Es fundamental reconocer que todas las personas nos hemos visto afectadas por lo que hemos pasado como humanidad y es solo cuando podemos manejar de manera constructiva lo que sentimos, pensamos y hacemos, que podemos estar disponibles de la mejor manera para nuestros estudiantes. Por eso el primer paso es el autocuidado.

3. Promover el desarrollo socioemocional en nosotros mismos y en nuestras hijas, hijos y estudiantes. Esto es, aprender a reconocer lo que sentimos, pensamos y hacemos y manejar estas emociones, pensamientos y acciones para nuestro bienestar, el de los demás y de nuestras relaciones. Una opción es estar especialmente atentos a la manera como nos comunicamos y cómo manejamos los conflictos.

4. Pedir ayuda. A veces necesitamos refuerzos. Es importante reconocer cuándo podemos necesitar ayuda.  Dejarnos llevar por nuestra intuición y estar atentos a cambios en nosotros mismos en nuestros estudiantes en cuanto a su manera de ser, de relacionarse, de cuidarse (por ejemplo comer o dormir) si cambia drásticamente el nivel de actividad, y si en general sentimos que necesitamos orientación o apoyo.

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