Un entorno protector inclusivo es aquel que, sin importar las diferencias físicas, cognitivas, psicológicas, sociales, económicas o culturales, garantiza que todas las niñas, niños y adolescentes accedan a una educación de calidad que desarrolle todo su potencial. Para lograr esta meta el Estado, las familias y las instituciones educativas tienen la responsabilidad de trabajar de manera articulada, no solo para eliminar las barreras de acceso a este derecho, sino para promover una cultura inclusiva. A continuación, analizamos en detalle algunas de las ideas sobre inclusión que surgieron en nuestro conversatorio virtual: ¿Cómo promover un entorno protector inclusivo?Un entorno protector inclusivo permite que todos los miembros de la comunidad educativa desarrollen nuevas formas de comunicarse e interactuar, les enseña a compartir con personas diferentes, a ser empáticos y adaptarse a esas diferencias. La inclusión en las instituciones promueve una visión del bienestar más integradora que va más allá de que los estudiantes tengan logros académicos. Busca que todos los que hacen parte de la comunidad educativa se sientan incluidos, valorados y apreciados.
No tenemos que elegir entre inclusión o calidad, hay inclusión con calidad
Las instituciones educativas se enfrentan a diversos retos para crear entornos escolares inclusivos tales como las adecuaciones de la planta física, las flexibilizaciones curriculares o los profesionales de apoyo. Es muy importante recordar que, aunque a veces se presentan obstáculos para lograrlo, en este proceso todos los miembros de la comunidad educativa tienen el poder de ser garantes y promotores de la inclusión. Para esto es muy importante:
–Apropiarse de las normas y herramientas legales: Es valioso que las familias y las instituciones educativas conozcan la legislación y las herramientas que tienen a su disposición para garantizar el acceso de las niñas y niños al sistema educativo. Esto permite conseguir recursos y la articulación necesaria con las diferentes entidades del Estado que facilitan el proceso de inclusión.
–Generar espacios de dialogo: Los espacios en los que las familias pueden resolver las dudas que tienen sobre la inclusión y puedan conocer más de cerca a los estudiantes, sus historias o experiencias y aprendizajes ayudan a crear entornos protectores inclusivos. Dichos espacios les permiten entender qué implica ser parte de una institución educativa inclusiva y qué beneficios trae esto para la comunidad educativa.
–Hacer a la comunidad parte del proceso: Crear un entorno protector inclusivo no es una tarea únicamente de los docentes o los psicólogos, sino de toda la comunidad educativa. Por eso, en el marco de la alianza familia-colegio es importante definir la inclusión como una meta común. Es decir, decidir qué se quiere lograr como institución, quiénes pueden ayudar en el proceso y cómo pueden sumarse.
