Las emociones son una parte esencial del desarrollo de la identidad de las personas. Por tal motivo, es fundamental involucrarlas en los procesos educativos y pedagógicos. Si la escuela y la sociedad no consideran las emociones en el contexto escolar, se pierden unas herramientas fundamentales para velar por el derecho al bienestar emocional, la salud mental, la creación de capacidades, la construcción de ciudadanía y la erradicación de la violencia. Velar por el derecho a las emociones en el quehacer directo en el aula implica tener presente los siguientes aspectos:
1. El derecho a las emociones en la escuela, desde la infancia, permite imaginar formas de cambiar la realidad
Garantizar los derechos de las niñas, niños y adolescentes implica apoyar a sus familias en la función de ampararlos y protegerlos. Este apoyo se expresa en apoyar a la escuela y a los docentes para que puedan brindarles una educación inclusiva, equitativa, de calidad. Con esta alianza se promueven oportunidades de vida, la gestión de emociones y de aprendizaje para la vida de todos, así como la desestimulación del uso de la violencia en la solución de conflictos.
2. La pedagogía de las emociones posibilita la construcción de ciudadanía en la escuela
Considerar en la escuela una pedagogía de las emociones implica el diseño de ambientes de aprendizajes (virtuales, de alternancia o presenciales), creativos e innovadores que brinden a docentes, estudiantes y familias oportunidades para conocer socialmente su entorno. Estos ambientes promueven la curiosidad, el asombro y el deleite en la identificación, expresión, comprensión y gestión de sus emociones, posibilitando en ellos el sentido de la confianza en sí mismos y en los demás, así como la capacidad de ocuparse en proyectos de vida.
3. La generación de prácticas pedagógicas de las emociones innovadoras y transformadoras implica el uso de las narrativas, el arte y el juego narrativo
Las narrativas de las historias de ficción, de las cartografías sociales, los cuentos, el arte y el juego narrativo se convierten en un abanico de posibilidades artísticas, que les permite a los estudiantes comprender y promover en ellos aquellas emociones que impulsan y fomentan la ética, la compasión, el amor, la equidad y el respeto.
Estas posibilidades les brinda la oportunidad para explorar las limitaciones e insuficiencias de la condición humana, de manera placentera y segura como espectadores. De igual modo, revelan las emociones y las experiencias que los habitan y facilitan la exploración de las emociones de las otras personas en tanto pares humanos, en resonancia con el contexto del que hacen parte y abriendo posibilidades a la propia historia de su situación en el mundo.
4. Propiciar desde la educación la salud psicológica en la escuela equipa a las personas de herramientas para lidiar con sus emociones y pensar críticamente la realidad
La construcción de un currículo y lineamientos pedagógicos que posibiliten un vínculo emocional con el conocimiento y que contribuyan a transformar las prácticas para una educación para la paz y una formación y capacitación continua de los docentes demanda que las escuelas revisen y transformen sus prácticas pedagógicas. Ello implica que las escuelas se conviertan en un espacio que impulsa la enseñanza de las humanidades, las lenguas, la historia, el arte y las disciplinas a través del diálogo. Igualmente, supone el desarrollo de capacidades de los estudiantes como la creatividad, la autonomía, el análisis, la resolución de problemas, la interpretación de imágenes visuales y la reflexión sobre el sentido de lo que aprenden.