#PaPazConversando – Desarrollo socioemocional, compromiso de todos

El desarrollo socioemocional se refiere al conjunto de habilidades cognitivas y emocionales que les permiten a las personas comportarse en formas que las benefician tanto a sí mismas como a los demás, tener resultados positivos en sus relaciones personales, en su salud, en sus proyectos académicos y laborales y en general, en toda su trayectoria de vida, así como contribuir significativamente a la sociedad.

¿Por qué es importante? 

El desarrollo socioemocional produce beneficios académicos, laborales, en la salud y en las relaciones a nivel familiar, comunitario y social, tanto a corto como a largo plazo. Las investigaciones han mostrado que niñas, niños y jóvenes que adquieren competencias socioemocionales tienen más probabilidades de tener éxito escolar, empleos estables, ingresos más altos y mayor productividad y solidaridad en el trabajo. También se observan mejores resultados de salud física y mental en niños y adultos.

¿Cómo se alcanza el desarrollo socioemocional?

1. Asegurar interacciones de calidad
Las relaciones son el factor más importante para lograr un desarrollo socioemocional efectivo, ya que tienen el poder de cambiar la estructura y funcionamiento del cerebro. Las relaciones positivas fomentan seguridad y confianza, construyen las bases para el desarrollo sano del cerebro y para el desarrollo de otras habilidades. Las niñas y niños que desarrollan un apego seguro en sus primeros años son más competentes socialmente, más curiosos, autosuficientes, tranquilos y capaces de lidiar con los obstáculos. Las comunidades también tienen un papel que desempeñar.

2. Enseñar competencias socioemocionales, modelarlas y ofrecer oportunidades para practicarlas
Las habilidades socioemocionales son adquiribles y maleables. Se pueden aprender y practicar en todos los entornos y por todas las personas. Existen varias estrategias para enseñar habilidades socioemocionales: ofrecer lecciones específicas sobre estas, introducirlas a través de las asignaturas ya establecidas como lenguaje o matemáticas o actividades extracurriculares y ofrecer oportunidades para que niñas y niños practiquen las habilidades que van adquiriendo.

3. Mejorar los entornos
En entornos donde niñas y niños se sienten seguros física y emocionalmente, pueden aprender, practicar y adquirir habilidades socioemocionales y garantizar un desarrollo saludable. Las instituciones educativas deben ofrecer un clima seguro y positivo para cada estudiante, ya sea físico o virtual. También se requiere un entorno seguro y de apoyo en el hogar. Madres, padres y cuidadores pueden proteger a niñas y niños de las peores consecuencias de los entornos hostiles cuando desarrollan relaciones cercanas y afectuosas con ellos. La crianza positiva construye una base sólida con efectos duraderos de por vida. Por su parte, los vecinos pueden apoyarse mutuamente para garantizar que niñas y niños se desarrollen en un ambiente seguro y positivo.