La paz es un tema que nos afecta a todos, pues la construimos en el día a día. Educar a nuestros hijos para desarrollar habilidades de construcción de paz, como la participación y la convivencia es una tarea que requiere no solo que trabajemos en llave con la escuela, sino que reflexionemos y generemos espacios para que, como familia, trabajemos estas competencias. A continuación, les compartimos algunas ideas que surgieron en nuestro conversatorio virtual sobre educación para la convivencia y la paz.

1.    Promover la participación también es una forma de construir paz
La participación no se ejerce únicamente en el ámbito público o político; también se da de manera cotidiana. Tomar decisiones en familia, trabajar con nuestros hijos o estudiantes en la construcción de reglas en casa o en la escuela, proponer ideas sobre cómo resolver problemas o elegir entre todos cuál juego es el más divertido o cómo dividirnos las tareas, son formas sencillas de mostrarles a niñas, niños y adolescentes que pueden participar activamente y contribuir a crear ambientes escolares o familiares más armónicos, democráticos y pacíficos.

2.    Aprendamos juntos que la paz es una elección cotidiana y que empieza por nosotros mismos
Para enseñarles a nuestros hijos habilidades que promuevan la paz y la participación, como adultos debemos reconocer que nosotros también estamos en un proceso de aprendizaje. No todos hemos desarrollado estas habilidades y la mejor manera para enseñarlas es ponerlas en práctica nosotros mismos. Hacernos conscientes de cómo participamos en la casa o en el colegio, de cómo nos involucramos en sus vidas, o cómo son nuestras actitudes en la vida cotidiana, nos permite darnos cuenta qué cosas debemos mejorar, en qué espacios podemos hacerlo y cómo podemos compartir estos aprendizajes con nuestros hijos o estudiantes.  Tomar consciencia de cosas tan sencillas como:  qué es lo que decimos a los niños y niñas cuando los corregimos, cómo actuamos cuando nos molestamos con ellos, cómo les reconocemos sus logros o cómo ejercemos nuestra autoridad, es una forma de enseñar habilidades de construcción de paz desde el ejemplo.

3.    ¡Todos podemos contribuir a la construcción de ambientes pacíficos!
Como adultos, debemos ayudar a que las niñas, niños y adolescentes tengan espacios en los que puedan hablar sobre los retos del país en materia de paz; por ejemplo en la Cátedra de Paz o en los proyectos transversales de las instituciones. Sin embargo también es importante que resaltemos que más allá de estos espacios, la paz es una práctica cotidiana. Si les mostramos que desarrollar habilidades para la paz es un proceso que toma tiempo y que requiere de práctica diaria, es más fácil que podamos promover ambientes verdaderamente democráticos. Son las pequeñas acciones o cambios de actitud los que fomentan una cultura de la paz en la comunidad educativa.