La autoregulación emocional: el primer paso para la prevención del suicidio en menores de edad
Los padres, madres y cuidadores somos un soporte fundamental para el desarrollo socioemocional de nuestros hijos. No solo les debemos enseñar a quererse a sí mismos, a sentirse amados y valorados, sino también a manejar emociones negativas como la tristeza, la rabia o la frustración. Estas habilidades son muy importantes para la prevención de problemáticas como el suicidio. A continuación les presentamos algunas ideas que nos explican por qué es importante que le ayudemos a nuestros hijos a aprender a regularse emocionalmente, y cómo esto puede ayudar a prevenir el riesgo de suicidio.
¿Por qué es importante aprender a reconocer, aceptar y manejar nuestras emociones?
Diversos estudios muestran que las niñas, niños y adolescentes que son vulnerables al riesgo de suicidio tienen, entre otros factores, dificultades para expresar sus emociones y manejar situaciones de estrés. Así como enseñamos a nuestros hijos a leer, sumar o montar en bicicleta, es importante que nos tomemos el tiempo para que aprendan a reconocer, monitorear, modular y adaptar sus emociones de manera adecuada y de acuerdo con la situación a la que se enfrentan.
¿Cómo promovemos la autorregulación emocional en nuestros hijos?
Ideas para la edad preescolar
– Las niñas y niños más pequeños aprenden cómo manejar sus emociones observándonos. Por eso, es importante que seamos conscientes de cómo nos comportamos cuando tenemos un problema, qué palabras usamos, cómo afrontamos las situaciones que nos generan estrés y cómo se las comunicamos a otros.
– En los primeros años de vida, nuestros hijos tienen formas muy sencillas de expresar sus emociones, llorar o gritar son algunas de ellas. Si respondemos usando un tono de voz tranquilo, sosteniendo o reconfortando a nuestros hijos, ellos irán aprendiendo que pueden sentirse cómodos y seguros nuevamente, y que pueden manejar lo que están sintiendo.
– Cuando se enfrenten a situaciones que los hagan sentir tristes, estresados, frustrados, de mal genio o intranquilos, es importante que les pidamos que le pongan nombre a la emoción que están sintiendo. Podemos construir con ellos una lista de emociones para que las puedan identificar. Invitémoslos a respirar unos minutos y preguntémosles si eso cambia la emoción. Esto les muestra que las emociones son pasajeras y que ellos tienen la capacidad de controlarlas.
Ideas para la edad escolar:
– Enseñarles a regular las emociones no implica evitarles situaciones difíciles, sino entrenarlos para manejarlas. Por ejemplo, si para ellos es frustrante resolver la tarea de matemáticas podemos ayudarlos a completar un primer ejercicio y pedirles que hagan el resto. Si se enojan, podemos decirles que paren, respiren por un momento y vuelvan a intentarlo nuevamente. Tomar un vaso de agua, ponerse un hielo en la boca o respirar un par de veces puede ayudar.
Ideas para la adolescencia:
– En la adolescencia, nuestros hijos le dan un gran valor a las relaciones con sus amigos y compañeros. Preguntémosles cómo se sienten con ellos, con quiénes tienen las mejores relaciones o con quiénes tienen problemas. Esto les puede ayudar a identificar con mayor facilidad sus emociones frente a las relaciones interpersonales.
– Enseñémosles a aceptar sus emociones y a no juzgarse por sentirse tristes, enojados o frustrados. Recordémosles que está bien sentirse así, pero que es importante que puedan identificar esa emoción y buscar una manera para procesarla. Es de vital importancia que validemos sus emociones, pero que no permitamos que éstas se usen como pretexto para agredirse a sí mismo o a los demás. |