Boletín Aprendiendo a Ser PaPaz – Tengo un adolescente en casa: ¿Cómo conectar y guiar sin morir en el intento?

La adolescencia es una de las etapas más “inquietantes” para madres, padres y cuidadores porque sienten que pierden el control de sus hijas e hijos y que entran en un terreno incierto. Es importante tener en cuenta que en esta etapa las necesidades cambian y, por consiguiente, es necesario cambiar la forma de guiar y acompañar.

El doctor Daniel Siegel en su libro Tormenta Cerebral⁽¹⁾ señala que las características de esta etapa surgen a causa de unos cambios saludables y naturales del cerebro y a partir de ello plantea cuatro situaciones y diferentes herramientas para abordarlas:

1. Chispa emocional: Se presentan fuertes sensaciones internas que llenan de sentido la vida, así como cambios de humor y reactividad excesiva.

¿Cómo afrontarlo?

● Ser empático. Reconociendo y validando los sentimientos que observa. Ejemplo: “¿Te molestó que tu amiga no te incluyera en la conversación?”, “¿Quieres que hablemos de ello?”.

● Aceptar la hipersensibilidad como algo esperado y adaptativo. Reconocer que tendrá días en los que esté participativo y otros en los que esté más reservado.

● Tener presente sus emociones y cómo éstas afectan su relación con su hija o hijo. En lo posible, cuando esté molesto por alguna situación expréselo de manera respetuosa para que comprenda y le brinde el espacio necesario para gestionar la emoción.

2. Implicación social: Mejora la conexión entre iguales y empieza el proceso de individualización. Aunque estar con sus pares les ayuda a realizar la transición y entrar en el nuevo mundo, es fundamental que los adultos acompañen este proceso para prevenir conductas de riesgo.

¿Cómo afrontarlo?

● Respetar la privacidad y confiar. Respetar su privacidad no implica dejar de acompañarlos, sino hacerles notar que reconocemos los momentos para compartir, pero también para permitirles descubrir. Un ejemplo sencillo de esto es llamar a la puerta siempre antes de entrar a su habitación.

● No tomarlo personal. No pensar que esta conducta está dirigida para dañar al adulto. Ejemplo: “mi hijo no quiere hablarme y esto no quiere decir que no me quiera”.

3. Exploración creativa:  Les permite ver el mundo desde una nueva óptica y crear nuevas estrategias ante los problemas. Cuestionan lo que tienen a su alrededor y en ocasiones pueden tener crisis de identidad y falta de dirección y propósito.

¿Cómo afrontarlo?

● Escuchar sus ideas. Brindarles espacios para que expresen lo que piensan acerca de temáticas de interés para ellos.

● Pedirles su opinión e involucrarlos en discusiones. Preguntarles acerca de sus ideas frente a una situación en particular y escuchar su perspectiva, aunque difiera de la nuestra. Esto les permitirá explorar de manera segura sus ideas y aprenderán a debatir y discernir.

4. Novedad: Tiene una motivación interna de probar lo nuevo y de experimentar la vida más plenamente. Da mayor importancia a las emociones frente a los riesgos que pueda tener una situación. La impulsividad lo lleva a no reflexionar acerca de las consecuencias.

¿Cómo afrontarlo?

● Canalizarlo hacia algo positivo. Involucrarlos en actividades diferentes según sus intereses, por ejemplo, invitarlos a participar en actividades de arte, música o deportivas. Al involucrar estas actividades con sus pares estarán más motivados a hacerlas.

● Mantener los canales de comunicación abiertos. Fomente espacios para que ellos se sientan libres de compartir su perspectiva de vivir intensamente. Al conocer sus intereses podremos guiarlos de manera asertiva desde el respeto.

Para finalizar, tenga en cuenta que, aunque su hija e hijo parezca estar más grande que usted, sigue necesitando su amor y acompañamiento. Fortalezca su vínculo desde una escucha genuina, teniendo muy presentes las características propias de la etapa y brindando espacios para hablar sin prisas, eliminando los juicios y siendo ejemplo de cariño y respeto.