Una señal de alerta que nos indica que nuestra hija o hijo tiene un trastorno de alimentación es cuando tiene pensamientos o conductas irracionales acerca del peso, la percepción de la imagen corporal y la comida. Por ejemplo: cuando preguntan constantemente si se ven gordos, si han subido de peso o si lo que van a comer engorda, o cuando cuentan calorías o toman jugo de limón en ayunas para “quemar grasa”.
Los trastornos de alimentación más comunes son:
• La anorexia nerviosa: cuando la persona restringe la cantidad y/o calidad de lo que come, baja de peso de manera significativa y, además, podría compensar con vómitos, diuréticos o laxantes.
• La bulimia nerviosa: cuando restringe y luego se excede en lo que come, seguido de compensaciones con ejercicio o purgas.
• El trastorno por atracones de alimentación: muy similar a la bulimia, pero sin compensaciones.
• El trastorno evitativo restrictivo de la ingesta: cuando evita alimentos debido a temores fóbicos obsesivos sobre lo que pueda generar consumir un alimento específico.
Estos pueden causar graves complicaciones en la salud física y mental y afectar la forma de relacionarse con las personas que los rodean. En algunos casos van acompañados con depresión o ansiedad.
¿Cuándo estar alerta?
• Si la forma de comer se asocia con cambios en su estado de ánimo
• Si hay cambios evidentes en sus hábitos de alimentación, por ejemplo, comer a escondidas o restringir ciertos alimentos
• Si hay una disminución o un aumento repentino de peso
• Si se preocupa demasiado por el tamaño y forma de su cuerpo
• Si muestra comportamientos obsesivos como cortar en pedazos pequeños la comida, dispersarla en el plato o pesarse constantemente. Si son perfeccionistas o ansiosos frente a la comida o el cuerpo o si son impulsivos, comen sin control o vomitan apenas comen
• También si hay irregularidades en la menstruación
¿Qué facilita que una niña, niño o adolescente presente un trastorno de la conducta alimentaria?
• Sobrepeso percibido o real, ya que esto facilita que haga una dieta
• Imagen corporal distorsionada (percibe su cuerpo más grande de lo que es)
• Críticas, burlas o comentarios sobre su apariencia corporal, incluso si son positivos, ya que esto marca el cuerpo
• Experiencias traumáticas como abuso físico, sexual o que impliquen otras formas de actos violentos
• Dietas repetidas, excesivas y sin control
¿Qué podemos hacer para prevenirlos?
Madres, padres y cuidadores debemos abrir espacios de confianza con nuestras hijas e hijos para que puedan hablar de los cambios físicos que están enfrentando. Resulta fundamental explicarles que estos cambios son bienvenidos y hacen parte de crecer
• Desde edades tempranas, enseñar que es importante tener hábitos de comida saludables, es decir, comer de todo (verduras, frutas, proteínas, harinas, grasas y dulces ocasionales) y comer en familia o acompañado
• No poner apodos a ningún miembro de la familia por su apariencia física, pues contribuye a crear vergüenza por las características de su cuerpo
• Resaltar, más que la forma del cuerpo que tienen, sus virtudes y la manera en se relacionan con los demás
• Insistir en que ni ellos ni nosotros tenemos el cuerpo que queremos sino el que podamos tener, de acuerdo con nuestra genética y hábitos de alimentación y actividad física.
Si notamos algo que le pasa a nuestra hija o hijo, es importante hablarlo directamente. Si la preocupación persiste, debemos hablar con sus profesores para verificar si han notado cambios de comportamiento y hablar con el médico de confianza para resolver dudas. Si sospechamos que hay un trastorno, debemos acudir a un especialista en el tema.
¿Qué hago si mi hija o hijo pequeño se niega a comer?
Las niñas y niños en edades tempranas pueden dejar de comer o evitar ciertos alimentos debido a factores como el color, la textura y el sabor. También puede costarles trabajo probar nuevos alimentos, experimentar con nuevas preparaciones o existir temor a atorarse o morirse al pasar la comida.
Para evitarlo busquemos ofrecerles comidas de diferentes texturas, incluir alimentos de diferentes colores, ofrecerles variedad de preparaciones y formas divertidas de servirlas.