En cuestión de días hemos tenido que cambiar radicalmente la forma cómo vivimos, trabajamos y estudiamos. Estos cambios drásticos en nuestras rutinas impactan de manera especial a niñas, niños y adolescentes, quienes también están expuestos a sentir incertidumbre, confusión y, en ocasiones, a recibir nuestras respuestas impacientes o irrespetuosas.
Para salir fortalecidos de esta situación, es clave que aprendamos a manejar nuestra propia angustia e impotencia. A continuación, presentamos algunas ideas para que podamos acompañar mejor a nuestras hijas e hijos:
1. Infórmese a través de las fuentes oficiales para tener información siempre confiable, una o dos veces al día.
2. Evite compartir rumores, sea muy cuidadoso y prepare muy bien el momento y las palabras cuando deba contar algo triste o preocupante.
3. Practique las medidas que se sabe funcionan para protegernos del virus como familia. Esto disminuye la impotencia y nos brinda cierto control sobre la situación.
4. Responda a las preguntas que le hacen sus hijos con información útil y simple. No es necesario que les dé más información de la que necesitan.
5. Hable con sus hijos, aunque no le pregunten. De acuerdo a la edad, busque darles esperanza y ayúdeles a pensar que esta es una situación temporal, que aunque ahora no sabemos cuándo, va a terminar. Resalte siempre las cosas buenas o divertidas.
6. Pregúnteles sobre sus dudas o miedos, cosas como: ¿Qué piensas sobre este momento?, ¿Cómo te hace sentir?, ¿Qué cosas no entiendes? y busque resolverlas de manera tranquila y clara.
7. Sea empático con sus preocupaciones. Hay muchas razones por las cuales pueden sentir angustia, miedo o ansiedad, debemos ayudarlos a estar tranquilos sin ignorar o invalidar esas razones. Esfuércese por ponerse en su lugar.
8. Sea compasivo con sus ellos, pueden estar ansiosos, irritables, desconcentrados. Es probable que dejen de dormir o busquen llamar la atención con sus comportamientos, respuestas o peleas. Sea firme pero especialmente respetuoso, amoroso y paciente con ellos.
9. Acuda al sentido del humor, reírnos de nosotros mismos siempre es una muy buena manera de manejar las tensiones, aproveche las cosas divertidas que las personas están compartiendo.
10. Y por último, esfuércese al máximo por identificar y sacar cosas positivas de la nueva situación. Por ejemplo: ahora compartimos más, todos ayudamos con las tareas de la casa, preparamos y disfrutamos juntos las comidas. Aproveche para contarle a sus hijos sobre los juegos e historias de su infancia y para que todos dediquen tiempo a lo que más le gusta hacer a cada uno (ej. pintar, escribir, cocinar, tocar un instrumento, coser, tejer, etc.)
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