Acorde con la evidencia científica no solo es importante que los adultos a cargo del cuidado y la educación de niñas, niños y adolescentes nos demos un espacio para cuidar nuestra propia salud emocional, sino que además es lo primero que debemos hacer y es absolutamente necesario. Es similar a lo que ocurre en una emergencia aeronáutica, en donde nos piden a los adultos que nos pongamos la máscara de oxígeno primero; esto es porque la mejor manera de salvaguardar la vida de las niñas, niños y adolescentes es que los adultos la tengamos puesta para estar conscientes y listos para ayudarlos.
Dicho esto, la pregunta frecuente que nos hacemos es cómo lograrlo en medio de todas las obligaciones y tareas que tenemos. Por ello, a continuación presentamos algunas ideas:
1. El autocuidado: más allá del descanso El autocuidado va mucho más allá de la idea de descansar o darnos un tiempo para estar solos. Se refiere a hacernos conscientes de las cosas que sentimos, de las cosas que necesitamos y de la manera en que podemos expresarlas. Aprender a nombrar el dolor, la incertidumbre, el miedo o las preocupaciones hace parte del autocuidado. Se puede conversar de estas cosas con la pareja, con un amigo o una amiga o incluso con un colega. Compartir estas emociones nos permite ponerlas en perspectiva, descargarnos y así cuidarnos mejor.
2. El poder del lenguaje y la escritura La vida familiar y laboral han cambiado profundamente con la pandemia, se han aumentado las responsabilidades en todos los frentes y, en ocasiones, esto nos puede hacer sentir abrumados. Usar herramientas como la escritura nos puede ayudar a procesar esas sensaciones. Puede ser algo tan sencillo como escribir un párrafo o una frase en la noche sobre cómo nos sentimos y cómo queremos sentirnos. Escribir y volver a leer estas frases unos días después nos puede ayudar a tranquilizarnos.
3. La flexibilidad psicológica Esto se refiere a la capacidad que tenemos las personas para reconocer las demandas de las distintas situaciones y adaptarnos a ellas. Cuando estemos abrumados o enojados, podemos parar y darnos unos minutos para hacernos preguntas sencillas como: ¿Qué es lo que está pasando en este momento?, ¿Por qué me está molestando?, ¿Cómo me hace sentir esto? Estas respuestas nos ayudan a saber más fácilmente con cuáles herramientas contamos para enfrentar una situación y así salir de ella.
No podemos olvidar que, aunque una de nuestras mayores responsabilidades es el cuidado de nuestros estudiantes, es fundamental siempre empezar por dirigir la mirada hacia nosotros mismos y nuestro cuidado. Esto implica saber y reconocer que somos vulnerables, pero que, si nos ponemos primero la máscara de oxígeno, estaremos en mejor capacidad de cuidar de aquellos a quien tanto queremos.
Boletín elaborado con el apoyo de: Lina María Saldarriaga – Subdirectora Programa Aulas en Paz
Recursos
Webinar:La máscara de oxígeno y el cuidado de la salud mental
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